Capítulo 15.
Cayó la noche y el frío se hizo intenso. Jimin, aún con timidez, aumentó la calefacción, Jaehyun jugaba en el piso, que tenía varias sábanas para que el frío del suelo no le haga mal al estómago, con su peluche favorito y, bueno, el único que tenía. Le hablaba como si éste le fuese a responder, tiraba de su cola y reía cuando la canción de cuna empezaba. Jimin lo miraba de vez en cuando y suspiraba enternecido por la felicidad que tenía el bebé. Estaba cortando pequeños trozos de pollo, que había sobrado de la cena anterior, para la cena del cachorro, una vez terminó de cortar el pollo lo metió al microondas unos segundos.
—Es hora de comer, angelito —dijo acercándose al bebé.
—¡Da! —gritó animado Jaehyun.
—Si, amor, comida —dijo el omega cargándolo—. ¿Quieres comer pollo?
El cachorro asintió y una vez llegaron a la cocina se sentaron en una banqueta. Jimin le dio de comer mientras hablaban un poco, Jaehyun le señalaba cosas y el mayor trataba de entender que le preguntaba o que le decía. Una vez que el cachorro comió le dio un breve baño y le puso la última prenda limpia que le quedaba, lo hizo dormir e hizo que abrazara a su dinosaurio para así poder alimentarse él también.
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Jungkook estaba con bastantes bolsas encima y no sabe cuanto habrá tardado, pero lo que sí sabe es que cuando volvió al patio de comida ya no estaban. Se preocupó un poco y la culpa lo empezó a invadir, no tendría que haberse ido así. Sintió que alguien le tocó el hombro y se dio vuelta, era Daira, quien tenía una sonrisa en su rostro.
—¡Jungkook! —dijo y lo abrazó. El alfa se quedó duro, no esperaba esa reacción—. Pensé que te habías perdido, me olvidé completamente que no eras de por aquí y este centro comercial es enorme.
—Yo... lo siento, no quería dejarlos solos. Me distraje un poco mientras volvía del baño.
Puede que haya dicho una pequeña mentira, él nunca fue al baño, pero se distrajo, eso era verdad.
—No te preocupes, de alguna forma sabía que iba a pasar.
—Lo siento, diles disculpas de mi parte a tus amigos o cuando los vea les diré yo mismo.
—Tranquilo, a ellos no les molestó nada. Dijeron que la próxima tú tendrías que pagar el postre —Jungkook rió un poco y la omega lo acompañó.
—Me parece justo.
—Por cierto, ¿qué son esas bolsas?
Jungkook se quedó mirando las bolsas que tenía en sus manos, no sabía qué decir.
—Les compré unas cosas a mis hermanos y a mi mamá, hace tiempo no los veo y quería darles un pequeño regalo —dijo nervioso, tratando de no tener contacto visual con la chica. Daira hizo como que le creyó, le parecía raro que les regale cosas de bebé a sus hermanos y que le compre ropa a su madre en una tienda para omegas hombres. Pero le restó importancia, cada uno sabrá—. Creo que es hora de irnos, es tarde y mañana hay trabajo.
—Jungkook, tú si sabes arruinar un buen momento. Tendría que ser ilegal hablar de trabajo cuando estamos aquí exactamente para distraernos.
—Ups, lo siento.
—Ya no vale de nada, arruinaste mis cinco segundos libres de no pensar en trabajo —dijo dramática. Jungkook rió y salieron de allí.
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Conducía nervioso y sus manos sudaban contra el cuero del volante, visitar a aquel omega lo ponía de ese modo. Salió del auto y caminó hasta la entrada del hotel, para su sorpresa no estaba aquella beta que hablaba mal de Jimin, pero decidió pasar igual. Pasó la tarjeta que le habían dado en un aparato y la luz verde parpadeó dejándolo saber que el ascensor se abriría pronto.
Movía su pie con nerviosismo, el ascensor se abrió y supo que había llegado al piso donde estaba el cuarto del omega. Un grupo de omegas esperaban desde afuera, él les dedicó una media sonrisa y las chicas empezaron a hablar entre ellas. Les restó importancia cuando salió de ese pequeño lugar. Dio los pasos necesarios hasta llegar a la puerta blanca, estar nervioso era poco. Su lado racional lo quería golpear por estar ahí, pero su alfa le aplaudía, no sabía a que parte escuchar. Su mente le decía que se aleje y devuelva lo que compró, pero su lobo casi lo obliga a tocar la puerta y eso hizo. Tocó levemente con sus nudillos y escuchó unos pasos acercarse.
Los ojos del omega lo miraban sorprendido, esos hermosos ojos. Si, puede que estuvo pensando en esos ojos más de lo debido, pero no puede evitar lo hermosos que son, no puede evitar pensar en ello, no puede evitar pensar en él. No lo conoce, eso lo sabía bien y se lo repetía casi siempre, pero le hacía sentir cosas que no sabía explicar, su alfa se volvía loco si lo miraba y no entiende el porqué.
—Hola —dijo el alfa, regalándole una sonrisa.
Jimin se quedó apreciando ese gesto.
Quiere negarlo, quiere negar lo nervioso que se pone con su presencia y no puede. Le ponían nervioso los alfas, pero ese nerviosismo era distinto, ese nerviosismo era el mismo o incluso más fuerte que sentía cuando Jihoon lo miraba, era el mismo que sentía cuando su ex novio le sonreía o le hablaba y no quería sentirlo. No quería hacerle caso a su omega porque lo hacía débil, ese sentimiento lo hacía débil.
Antes de Jihoon era un omega que quería estar enamorado, era alguien que suspiraba al imaginar un alfa perfecto, atento, que le demuestre todo su cariño con tan solo una mirada y ese mismo sentimiento lo llevó a aguantar cosas que no tendría que haber aguantado, ese amor que tenía él y su omega lo llevaron a quedarse en un lugar donde no lo querían, ese mismo sentimiento lo hicieron hacer cosas solamente para que le regale una mirada, para que le preste atención, para que le de una caricia o un beso. El amor que le tenía a Jihoon lo cegó y justificaba todo para solo sentir que le pertenecía, para que pueda llamarlo suyo, su alfa. Él no quería volver a ser débil, no volvería a aguantar que le rompieran el corazón.
El silencio se hacía eterno y el omega se quedó mirando un punto fijo en sus zapatos, así que volvió a tomar la iniciativa y habló.
—Yo, em, bueno, yo... —suspiró y trató de acomodar sus palabras—. Le traje algo a tu cachorro.
Esas fueron las palabras necesarias para que Jimin mirara al alfa.
—Sé que está mal que le compre cosas, sé que no es nada mío y puedes rechazarlo, claro que puedes. Solo quiero que veas lo que le traje y luego puedes tomar tu propia decisión, no te voy a obligar a que te lo quedes —dijo el alfa dejando cuatro bolsas en el suelo y dándole solamente dos—. Es algo de ropa. No me malentiendas, él tiene muy bonita ropa, yo solo, eh, vi eso y... y pensé en él.
Jimin agarró las bolsas y sacó lo que había adentro. Primero sacó una camiseta de una bolsa y la otra la dejó en el suelo, como hizo Jungkook con las cuatro bolsas. Miró cada detalle de la prenda, mirando con ternura el dinosaurio bordado. Una sonrisa se escapó en sus labios.
Jungkook lo miró embobado, con su corazón latiendo con fuerza. Guardó cada detalle de su rostro en su mente, como sus ojos se achicaban, como su sonrisa era tan linda y tan tímida a la vez, como miraba la prenda como si fuera un tesoro que acaba de encontrar.
Volvió a guardar la camiseta en la bolsa y miró lo que había en la otra, era un jean. Le dio ternura lo pequeño que era y otra pequeña sonrisa se escapó de sus labios. No podía explicar lo que sentía, era una mezcla de emociones, alguien se preocupaba por su cachorro, un alfa se preocupaba por él. Su corazón latía a más no poder y no quería sentir aquello, su omega brincaba y él solo quería que pare. No lo conoce y eso le da un punto a favor, no puede sentir nada si no lo conoce. Pero aquel alfa se aparecía bastante seguido por ahí y le daba miedo, le daba miedo llegar a conocerlo.
—Muchas gracias, no tengo como pagarle.
—No hace falta que me des nada.
—Usted hizo muchas cosas por nosotros y yo... yo no tengo nada que ofrecerle —dijo apenado y mirando sus zapatos.
—Jimin, no me tienes que dar nada. Yo lo hago porque quiero, no necesitas ofrecerme nada, con que aceptes me basta. Con que te haga feliz, Jimin.
Su omega estaba como loco al escuchar como sonaba su nombre con su voz.
—Gracias.
—No hay de que... también, yo, em, eh, te traje algo para ti —dijo el mayor agarrando las bolsas que había en el suelo y tendiéndolas para que el omega las agarre.
—No puedo aceptar... no puedo.
—Por lo menos míralas.
—Usted... Yo, yo solo no puedo aceptar.
—Míralos, quizá te gusten.
Él no solo pensó en su bebé, él también pensó en su persona. Jimin no sabía como sentirse.
Agarró las bolsas y miró lo que había dentro. Remeras, camisetas, jeans, buzos, medias y algo de ropa interior. El castaño no sabía que decir.
—Esto es, es demasiado. Usted gastó demasiado dinero en esto, no puedo aceptar.
—Puede que haya gastado algo de dinero, pero no importa, lo gasté porque quise.
—No valgo tanto como para gaste tanto —dijo en un susurro. Un susurro que llegó a los oídos del alfa.
—No te conozco, pero sé que vales incluso más que yo. Nadie te tiene que decir cuanto vales y cuanto no, Jimin, porque lo vales y mucho.
Las lágrimas del omega se asomaron y el alfa pudo distinguirlas en sus ojos.
—¿Usted cree eso? —preguntó en voz baja.
—No lo creo, lo sé.
—No me conoce...
—Entonces... déjame conocerte.
Jungkook se sorprendió por sus palabras, no quería decirlo tan directo, pero, de nuevo, su alfa controlaba sus acciones.
—Muchas gracias por esto, enserio, no podré pagarle nunca. Mi cachorro va a despertar en cualquier momento, creo que debe irse —Jeon asintió.
—Discúlpame por quitarte tanto tiempo. Que tengan buena noche, hasta luego.
El alfa se alejó y Jimin cerró la puerta. Suspiró y fue hasta el ventanal de la habitación, ver la ciudad lo ayudaba a pensar y a relajarse.
"Entonces, déjame conocerte"
Esas palabras se reproducían en su mente. Las sensaciones que sintió cuando el alfa le dijo que le había traído algo eran únicas, como su respiración se aceleró, como su corazón parecía querer salir de su caja torácica, como las lágrimas querían escaparse de sus ojos. Simplemente no sabía que sentía, no sabía porqué reaccionaba así y le daba miedo, le daba miedo volver a sentir algo así por un alfa.
Jihoon le hizo regalos, si, pero cada regalo venía con algo. Capaz lo llevaba a cenar y era súper tierno y cariñoso, y al llegar a su casa le pedía que deje de ver a alguna persona, capaz le compraba ropa y le pedía que follaran en la noche, por ahí tenía mimos en público y al llegar la noche le pedía si podía pasar su próximo celo con él. Jihoon siempre le hizo regalos con segunda y Jungkook, Jungkook solo le regaló esa ropa porque quiso, no le pidió nada a cambio.
El alfa le pidió si lo podía conocer y él solo se quedó sin palabras, se quedó quieto y solo evitó aquello, como si no lo hubiera dicho.
¿Podría dejar entrar otra persona a su vida? No lo sabía, pero tampoco le emocionaba tanto, tener un alfa significa volver a sufrir y él no quiere eso. Si es verdad que en las noches quiere a alguien abrazándolo, si es verdad que quiere levantarse por las mañanas con besos cariñosos, si es verdad que quiere mimos de vez en cuando, si es verdad que quiere reír mientras cocinan. Pero a la vez piensa que todos los alfas son la misma mierda, te muestran su lado tierno y perfecto una vez y luego te tratan como la más inservible mierda, no quiere volver a eso. Así que se va a conformar con el amor incondicional de su cachorro.
Jungkook solo pudo pensar en el omega cuando llegó a su departamento. Pensaba en su sonrisa, en sus hermosos ojos, solo pensaba en él.
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